|
Los ninjas se dieron cuenta de la
facultad que tenían las mujeres y ellos mismos de pasar inadvertidos, ya que nadie los consideraba guerreros. Con el tiempo
los samurais también lo aprendieron y fue tanto el temor que se les tenía, que durante las represalias se eliminaban a todos
los integrantes de una familia, incluyendo sus animales.
La Kunoichi, al contrario de sus compañeras de sexo, quienes
tenían que obedecer ciegamente al varón, era considerada un Ninja más y el sexo no constituía una discriminación. La mujer
tenía la ventaja de su sexo y podía seducir con facilidad al enemigo, cosa que los hombres obviamente no podían hacer.
Convertidas
en espías, seducian al enemigo; ya sea para sacarle información o para matarlo cuando estuviera más indefenso. Por lo tanto,
cuanto más hermosa, más efectiva.
Utilizaba tácticas Kisha (seducción) que consistían en minar lentamente la voluntad
de cualquier hombre satisfaciendo todos sus deseos, con el fin de que confiara ciegamente en ella. Provocaba celos y enfrentamientos
entre los miembros de un mismo clan enemigo, para dividirlos y para que se traicionaran unos a otros y así robarles secretos.
En el mejor momento se evadía y nunca más se sabía de ella.
El entrenamiento de una Kunoichi era similar al del hombre,
pero se especializaba en venenos y tenía amplios conocimientos de Yagen (farmacología). También eran expertas en gases tóxicos
y polvos urticantes y podían utilizar con facilidad el Ninjato (espada ninja), más pequeña y liviana que la katana. Eran expertas
en Shuriken (estrellas y cuchillos de lanzamiento), Tanto (puñal), Tetsu-Bishi (clavos "miguelito"). Estas armas eran también
utilizadas por los Ninjas hombres. Además, las Kunoichi tenían la Kansashi (varilla afilada que servía para sujetar el cabello);
este arma tenía un canal a los lados para llevar el veneno que se inoculaba al clavarlo en el enemigo. El Kaiken, era una
daga muy pequeña que servía para punzar , cortar o arrojarla como un shuriken.
Agujas y dardos pequeños eran escondidos
en la boca, en pequeñas cañas y que hacían de cerbatana (Fukíya), con el fin de lanzarlas en un momento inesperado o clavarlas
durante una unión afectiva. También eran buenas arqueras, usaban flechas incendiarias, explosivas y envenenadas. El abanico
(Tessen) con láminas de acero impregnadas de veneno que cortaban como una navaja era ya un arma muy común en aquella época.
El entrenamiento de las Kunoichi era muy riguroso: velocidad, equilibrio, fortaleza, agilidad y resistencia eran los
aspectos físicos que más se trabajaban; astucia, variedad de recursos, resolución y disciplina eran parte del régimen mental.
Se profundizaba en los métodos de seducción, hasta el punto de ser capaces de seducir a cualquier persona, hombre,mujer, niño,
príncipe o sacerdote para conseguir sus fines.
Gran parte de su entrenamiento consistía en aprender a juzgar los puntos
débiles de una persona para obtener los mejores resultados, incluso llegar a la extorsión sentimental.
Como vemos,
la Kunoichi era no sólo una experta en la defensa personal, también llevaba un arsenal de venenos y drogas, incluso en su
boca con el fin de transpasarlos al ser besada. Asimismo, llevaba gases y explosivos, cuchillos, agujas, alfileres escondidos
en los pliegues de su ropa, en los peines, cinturones, horquillas del cabello, por lo cual nunca estaba desprotegida. Por
el contrario, no se podía decir lo mismo de sus víctimas, que raramente estaban en guardia cuando una bella mujer las abrazaba
o se soltaba el pelo. Nadie dudaba de que la esposa del ninja supiera defender a sus hijos, pero también debía estar dispuesta
a morir y a matar a sus hijos si la captura era inminente, ya que los soldados y los samurai se deleitaban con las torturas.
Estas podían incluir el despellejamiento de los cuerpos, freírlos en aceite o agua o partir lentamente todos sus huesos; ponían
una especial atención cuando el prisionero era una Kunoichi o su pequeño hijo.
|
|